El poemario en versión digital

GIRAPOEMA en formato de revista digital gracias a Dennis Mariella.
FICCIONES NEURÓTICAS

Ojos de tigre acechan desde donde
Poseidón lanza un grito intempestivo.
Emite el bosque un cántico aprensivo
y así Perséfone veloz se esconde.
Hermes desaparece,¡no responde!
Resurgen las gramíneas, grandes lagos
ahogan los monólogos aciagos.
¡Intrépido es Dionisos! Ya se marcha
con sus rastros de vino y fresca escarcha
que suprime el dolor y sus estragos.

El viento roza el cuello de Afrodita,
rechinan los furiosos abedules;
profieren sus bramidos los azules
destellos de Harmonía. Necesita
prefigurarse una fusión bendita
entre el cielo y el sol ultravioleta.
Como una bofetada atroz, secreta,
se transformó el rencor en agua espuria,
y gimió la frenética lujuria
¡sonando el arpa de un anacoreta!

¡Huye del yugo que sagaz te aplasta,
divina hurí! Tu espíritu se aja
igual que se hace añicos una alhaja.
La tenue estela de una lengua casta
se acerca a la fruición iconoclasta.
Ah!, brahmánico sueño que aletarga,
borra Artemisa su sonrisa amarga;
la desesperación hecha fantasma
genera paranoias. Y se plasma
el clímax del temor que nos embarga.

¿Adónde fue Pasífae? No se asoma.
Raya la tarde, la silueta oblonga
de Pegaso, en el cielo se prolonga
aun más; estableciendo así el axioma
de la apariencia como engaño. Toma
Zeus la mano de Leda, que lo evoca
como un gallardo cisne de barroca
belleza. En un lugar Cronos razona
sobre la esencia humana. ¡Ser persona,
ser mortal!, vocifera una gran boca.

¡Qué vivan las orgías abisales!
Aquí entra Eros, vivo e impoluto;
Sísifo apaga su tedioso luto.
Viene Pentesilea. Sus sexuales
atributos ostentan aunque los males
se presenten. Las églogas de Orfeo
vibran estimulando a un corifeo.
¡Apocalipsis! Se oye un alarido
proveniente de lo desconocido
y se anulan los lindes del deseo.

Vienen a desfilar sobre una alfombra
con la bandera de un feliz augurio,
Hadas y Gnomos. Sale del tugurio
del averno el dios Hades con su sombra.
A la ilustre Atenea el gran Zeus nombra
como de nuevos sueños la maestra.
Y llora con ahínco Clitemnestra
gestándose un Poema de prosodia
exquisita. Y Apolo lo salmodia
hincándose con clase de alma diestra.

El mar cae en un hondo paroxismo;
suicidios de las lágrimas de luna
se ejecutan sin pálpitos de alguna
mejoría. Florece un cataclismo
que da vida al sutil Romanticismo.
Oh! jardines de prístina blancura:
no ocultéis vuestra tímida ternura.
¡Mujeres que recobran la tibieza:
el máximo esplendor recién empieza,
se carga la libido de bravura!

Mil noches duerme Gea, y se celebra
la fuga del malvado Belcebú.
Nubes de opio de matiz hindú
embellecen los montes. Una hebra
de mayestática Locura quiebra
cimientos de la inmensa Babilonia.
Reconstruyen su sólida colonia
los Titanes. Impera el color té
de los finos cabellos de Ananké,
que bosqueja su propia ceremonia.

Las Ménades derrotan al encono
y las Horas (que escapan de su pompa)
temen que la armonía se corrompa.
Mugen los hierofantes con su tono
peculiar contra el pérfido abandono
del Placer... Se aproximan a su fin
las oscuras tonadas del esplín.
Ares vomita su furor volcánico
y Psique con amor humilla al pánico.
¡Es tiempo del Olímpico festín!

Sumidas en su esquiva aristocracia
van las Moiras, que tejen el Destino.
Arriba el erotismo sibilino
de las Musas, que están llenas de gracia.
Regresa la ampulosa idiosincrasia
de Atenea. Se aviva lo inseguro
de los hombres. Prodígase maduro
y febril un secreto: de repente
Apolo (por natura inteligente),
devela el fruto del Amor más puro.

Se alza Niké con magistral semblante
neutralizando flujos de una crisis.
Vuestra Naturaleza, madre Isis,
exhibe su Verdad en un instante.
Cantan con ilusión Homero y Dante;
desde Oriente, un ciclón de fantasía
sopla burlando a la Melancolía.
Las Hidras de ultratumba, taciturnas
se adormecen con fábulas nocturnas.
¡Triunfa la colosal Sabiduría!


Santiago Lecchini - Uruguay

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